sábado, 31 de diciembre de 2016

2016 y las cosas que devoró el tiempo


2016 fue un año lleno de cambios. A unas horas para terminar este episodio, me doy cuenta de cuantas cosas pasaron estos meses. Me mudé de departamento dos veces (De centro histórico a la Roma, y de ahí a la Narvarte) y cambié de trabajo (De Bamf en Polanco a Púrpura en la Roma). Regresé al dentista, comencé a usar plantillas para mi pie plano, y aumentó mi hábito de andar en bicicleta. Viajé a Tijuana, a Guadalajara, y conocí a gente muy importante para mi persona.

Cumplí 25 años, y dos años viviendo en la Ciudad de México (tres años interrumpidos).

Noviembre: Me accidenté en la Roma, yo estando en la bici contra un taxi. Visité a mi abuela en el panteón.

Octubre: Conocí el mercado de Sonora. Me disfracé de la pared de Stranger things.  Fui a Tijuana a la boda de Violeta. Tuve mi fiesta de cumpleaños en el depa de la Narvarte. Fue también la fiesta de aniversario de Púrpura. Conocí las grutas de tonaltongo, en Hidalgo.

Septiembre: Me enfermé ,uy feo de la garganta, varias veces. Termina la era de Leo.

Agosto: Muere JuanGabriel. Me mudo. Visita Bárbara con su novio. Fui a Tepoztlán con Sebas.

Julio. Comienzo a ver Stranger things. Pokemon go.

Junio. Pride con Enrique y las roomies.

Mayo. "Todos mis veranos" con Juve. Me mudo a la Roma. Nuevo álbum de James Blake.

Abril. Di clases en CEART. Últimos días viviendo en centro histórico. Entrevista de trabajo en la Ibero.

Marzo: The cremaster cycle con Juve. Comienzo a trabajar en Púrpura.

2016 en fotos

lunes, 26 de diciembre de 2016

Carta al amigo que se fue muy pronto.


Ésta foto es de hace tres años- no es nuestra mejor fotografía, pero fue viendo ésta cuando comencé a llorar poquito, y es que viendo estas viejas fotos me doy cuenta de lo mucho que te quise, y lo mucho que te extraño.

Hace unos días falleciste, me dijeron que te había dado un fallo respiratorio y al principio no lo quería aceptar. Estaba en el gimnasio cuando me marcaron, y no pude estar ahí más de cinco minutos. Fue hasta que estaba en la bicicleta camino a casa de Alberto, cuando me cayó el veinte. No te volvería a ver, ni a hablar, ni a abrazar. Esa misma noche fue tu velorio, y fue la noche más triste de este año. De mucho tiempo.


Han pasado un par de días, y las cosas suben y bajan. Anoche fue bastante lindo, fui al gimnasio un rato, luego a mi casa por el pastel, visité un rato a Maite y a Paloma en su departamento, y como media hora después vi a Hebert en el metrobús de insurgentes para luego llegar juntos a casa de Georgie y tener nuestra cena navideña mezclada con Janucá. Fue muy lindo, nos la pasamos jugando juegos de mesas que involucraran alcohol y yo terminé en mi cuarto como a las cuatro de la mañana. Cuatro horas después sonaba mi alarma.

Llegué tarde a casa de Alberto, pero no fui el último en llegar. Cuando entré al departamento me sorprendió la cantidad de gente que había, poco a poco comencé a reconocer algunas caras. Yo todavía no terminaba de despertar cuando vi un arbolito ahí esperando, con maceta de plástico. Ya casi todo estaba listo. Al final fuimos como trece, incluyendo tus hermanos y tus mejores amigos. Nos dividimos en 3 coches y nos fuimos a la Marquesa. Después de llegar y encontrar un buen lugar, nos instalamos y caminamos con dos palas y el arbolito.

Para no hacerte el cuento largo, fui yo el comenzó a cavar el agujero, después mientras más se acercaba el momento existía más el silencio entre nosotros. Saqué una libretita, una pluma y te escribí una pequeña carta. Después, se lo pasé a los demás para que hicieran lo mismo. Total que al final, nos rodeamos en el arbolito, cada quien dio sus palabras, sus lagrimas y sus suspiros. Terminando cada quien enterrábamos la carta junto con un puñado de tierra. Fue nuestra propia forma de rendirte tributo. Luego nos despedimos de ti, comimos unas deliciosas quesadillas, y nos regresamos a la ciudad.

El primer recuerdo que tengo de ti fue en una fiesta de Robin. Ya era el after y la noche era fría. Vi la situación y yo te presté una de mis dos chamarras, y te tomé una foto para recordar tu cara en caso de que desaparecieras. Tenías frío. Yo te presté una chamarra. A cambio me sacaste a bailar. Fue ese mismo frío el que te llevó.


Son las dos de la mañana, y sigo pensando en ti. Perderte fue algo que definitivamente no esperaba. Me hace pensar en muchas cosas. En valorar lo que uno tiene, sobre todo la gente que te rodea. En la carta que te hice, te prometí ser más humano, y demostrarle a mis amigos que los quiero, que los amo, que no quiero que vuelva a pasar porque para mi perder un amigo es perder una parte de mi.

Te extraño, y te quiero siempre, querido Rocky.

jueves, 6 de octubre de 2016

cuarto de siglo

"Le dije que tenía un mes con problemas en la garganta, le enseñé mis recetas médicas, me checó la presión, la temperatura, me checó todo eso, y al final me dice que tengo una infección, y ya, me dio antibióticos, y me dijo que me relajara. Jaja. Su main point fue eso, que me relaje un chingo. Que sí, que tengo las defensas muy bajas, pero bajaron seguramente por un rush de estrés y creo que tiene razón, por que honestamente en estas semanas me he frustrado un poco. Frustrado, enojado, cansado, y mas que nada conmigo. Fue eso."

Y pues nada, recibo mis 25 años enfermo. Ese mismo día decidí subir a la montaña, viajar solo, estar solo. Llegando a la pirámide, me doy cuenta que comienza a llover un poco, y yo sudando de subir las escaleras, baja mi temperatura corporal. Bajando al pueblo me compré un frasco de miel. No sabía cuánto me iba a afectar, si ya había salido de una enfermedad, pero también sabía que mis defensas no estaban del todo bien. Aún así llegué a mi fiesta, vi a mis amigos, me divertí tomando té de anís con miel mientras ellos se emborrachaban, comí mi cheescake como a las 3 de la mañana, y me dormí a las 4. Desperté solo.

Y sigo pensando en todos los momentos que no abrazamos, que no entendimos. Hoy me da nostalgia no estar sano. Despierto y me doy cuenta que me sigue doliendo la garganta, que no puedo hablar bien. Que mucha gente me sigue diciendo que no deje las palabras sin salir, que no me quede con nada, pero es que quizá por que ya no me quedo con nada es que estoy así. Hoy le dije a John que tengo miedo de tener miedo, y que de entre todo esto, es el mismo miedo lo que más se contagia.

lunes, 26 de septiembre de 2016

la longevidad de mi ansiedad

Hace una semana que me siento soltero, sabiendo que llevo así más de un año. En mis pies encontré arena de mar, y costó un poco de trabajo lavar y sanar. Obvio en el sentido figurado. No hagan tanto caso, es pasada media noche y no puedo dormir.
Y es que las partidas siempre son difíciles para mi, trato o pretendo y hago el mayor esfuerzo de pensar que no me afecta, pero sí me afecta. Las despedidas nunca me gustaron. Bien digo que decir adió es crecer, pero ah, como es tentativo voltear atrás de vez en cuando.

Salud mental, eso no va muy bien. Agosto fue un mes lleno de "No's", y Septiembre fue todavía peor porque ni al "No" llegué a tener. Todo fue muy rápido, fugaz, borroso. Como un espejo humeante, en donde no me quedaban claro si las cosas iban bien o iban mal.

Tengo que arreglar muchas cosas, falta menos de una semana para mi cumpleaños. Tengo que arreglarme muchas cosas. Y a veces cuesta. A veces cansa.

todas las noches tengo que morir


memento mori

miércoles, 21 de septiembre de 2016

D O W N T O W N

No nos habíamos dado cuenta que el so había salido por mas de un par de horas. Estábamos caminando cerca del centro, y veíamos como las nubes se acercaban a la ciudad. Tu y yo ya no estábamos tan bien, y nos costaba mucho mirarnos a los ojos y contarnos intimidades. Aún así seguíamos durmiendo juntos.
Subiendo las escaleras, no te diste cuenta que había un gato acercándonos. Yo sí lo vi, pero no dije nada, no esperaba nada. Al darte cuenta de su presencia, gritaste muy fuerte y te asustaste de una manera muy, muy ridícula. No paré de reír en más de 5 minutos. Este gato rompió el hielo de nuestra tarde, y tú también comenzaste a reír. Fue muy chistoso, y sé que a la fecha ambos lo recordamos a la perfección. A las semanas, escapé de esa ciudad en dirección a Los Ángeles, y no nos volvimos a ver en un buen tiempo.

De los recuerdos más vivos que tengo contigo. Llevábamos varios meses saliendo, y casi casi ya vivía contigo en tu departamento. Me quedaba más cerca de todo, y me gustaba sentir por algunos días que vivía contigo.
Hacía calor, y desde que nos conocíamos yo traía barba larga, porque no sé, pensé que así yo te gustaba un poco más. Me veía más grande, y eso me gustaba. Pero esa tarde decidí rasurarme.
Nos quedamos en ver en el centro, si no me equivoco en la calle segunda, o tercera. Querías ir a San Diego y yo estaba un poco ocupado. Como siempre, yo llego a tiempo y te espero, pensando en cómo reaccionarías. Al llegar, pusiste tu sonrisa de oreja a oreja, y del tramo de la calle al momento en que entré al carro, no dejaste de verme, risueño, nervioso. Fue un momento muy lindo.

Llevaba rato que no veía a este chico. Desapareció por excusas tontas, y yo no me sentía del todo bien. Al mismo tiempo, estaba al pendiente de Liz, que vivía temporalmente en el hotel Virreyes, cerca de mi entonces departamento, en el centro histórico.
Me ofrecí para lavar su ropa, yo tenía lavadora en mi depa, ella no. Hacía frío y bajando las escaleras con la bolsa de ropa, me percato que está lloviendo. No era buena idea tomar el metro, porque seguro estaba llenísimo. Taxi, o un uber. No tengo pila, no tengo dinero.  Caminar será la única opción.
Puse la bolsa de ropa sucia (que era bastante grande) sobre mi cabeza, y comencé a caminar. Era evidante que esto no me ayudaba para terminar empapado, pero lo que sí ayudaba era la misma lluvia. Comencé a llorar y a lo que recuerdo no se diferenciaba de las gotas de lluvia que habían en mi cara. Hasta hoy aún tengo la incertidumbre de saber de dónde salieron aquellas lágrimas.

martes, 19 de abril de 2016

Yesterday was dramatic

Te cuento de ayer. Te cuento que estaba en el gimnasio cuando me dijeron que al parecer, siempre no me voy a quedar con el departamento en donde ando viviendo. No sé, me llené de coraje y grité un poco. Es bastante frustrante tener esta situación en donde no estoy seguro en donde voy a vivir. Fácilmente puedo ir a vivir con un amigo por un rato, pero ese no es el punto. Yo quiero algo estable, y por esto mismo imploro paz para esperar. Sé que encontraré un lugar, pero por mientras este sentimiento me come vivo.

Te cuento que ayer, por ser inicio de semana, tuve mucho trabajo que hacer en la revista. Tengo una fila larga de portadas por hacer, artes por editar y presentaciones por terminar. Te puedo presumir que soy bastante rápido en lo que hago, pero también tengo un límite. Sobre todo creativo. Y pues no sé, ayer fue demasiado. El viernes tuve una entrevista de trabajo, mi universidad quiere que trabaje para ellos y estoy emocionado. Me dijeron que esta semana me decían si me quedaba o no. Por mientras, imploro paz para esperar.

Y te cuento que pues, llevo casi un mes con un pié adolorido. El derecho. El del lado paternal. Me duele el tobillo, y es al caminar. Me duele justo en donde el pié soporta el resto del peso de mi cuerpo. Es curioso, y yo lo tomo muy simbólico. Creo que de alguna forma me estoy castigando a mi mismo. Quizá algo en mi está molesto de estos cambios que estoy haciendo. Algo en mi se quiere detener por un momento, y dejar de caminar a saltos. Mi pié está cansado de ser adulto, así lo veo yo. Mientras resuelvo eso, tomo medicamentos e imploro paz para esperar a que desaparezca el dolor.

Todo esto súmalo en una noche, mientras caminaba (con el pié adolorido y después de ir al gimnasio) cargando una gran maleta de ropa, en el centro histórico, mientras llovía.

Hoy me siento mejor.

sábado, 19 de marzo de 2016

miércoles, 2 de marzo de 2016

varias cosas.

Pues nada, actualizando un poco de lo que ha estado pasando en estos días. Esta semana fue mi última trabajando en Bamf, y el mismo martes (ayer) comencé a trabajar en mi nuevo trabajo. Y me esta gustando bastante, es demasiado cómodo. Creo que necesitaba un respiro de tanto estrés y explotación creativa. Debo aclarar que yo amaba mi trabajo pasado, pero por una u otra razón decidí moverme. Y creo que hice lo correcto. Me siento más libre y más motivado, a pesar de que nunca me deprimió mi trabajo pasado. Simplemente creo que me sentía un poco encerrado.

Sigo en el gimnasio, pero me cambié al que está cerca de donde trabajo. Polanco lo dejé atrás y las cosas se miran más claras desde acá. Me di cuenta que es tiempo de mover las piezas y ver los resultados finales. Sigo pensando que en el momento en que alguien sale de su área de confort, su vida se vuelve más interesante.

La semana pasada vino Maxwell desde NY, y estuve con él casi todo el fin de semana. Fueron lindos esos dias más que nada porque sabía que eran momentos para cerrar ciclos y volver a comenzar. Me emocionaba pero también tenía un poco de miedo. Uno nunca sabe si primero no lo intenta. Y al estar digamos llevándolo a turistear, mi mente se despejaba un poco más. Fue lindo.

He estado pensando mucho en lo que viene. No solo cambios de trabajo y de gimnasio, sino también de departamento. Quizá me quede en donde estoy ahorita, pero si me lo quedo estaría a mi nombre la renta. Y eso me preocupa pero estoy dispuesto a hacerlo. En caso de que tenga que salir de este lugar, pues tendré que buscar otro. Estoy tranquilo porque sé que no voy a estar sólo. Viene Liz a la ciudad en unos días y pensamos apoyarnos el uno al otro. Volver a compartir el camino los dos, por un rato. Me da mucho gusto saber que viene. Me calma, y me trae un poco de la energía del mar.

Ah, el mar. Es lo que más extraño, después de mi madre. Ya ha pasado más de un año sin ir a Tijuana y ya me está pesando un poco. Quiero mucho ir a la playa, y caminar descalzo. Quiero viajar y quiero consentirme. Pero primero lo primero, tengo que pagar esa deuda que tengo con la universidad, para así poder volverme una persona un poco más libre. Lo voy a lograr. Lo veo venir.

martes, 9 de febrero de 2016

Un viaje se disfruta

Yo tenía 17 años. Estaba en Los Angeles, con Jonathan. Estábamos en el autobús en dirección a casa de Devora, a unos 25 minutos. Nos sentamos casi hasta atrás, y después de un rato me di cuenta que justo enfrente, atrás del chofer y sobre un soporte de la llanta (en donde es poco común que alguien lo encuentre cómodo), se encontraba una chica, casi como de mi edad, sentada. Pero no solo la veía como sentada, me llenó de curiosidad. Estaba descalza, pero no parecía alguien que fuera pobre. Tenia un vestido rojo, muy lindo. Cabello rubio largo y ondulado. Los ojos cerrados, y la boca sonriendo. Se veía muy libre. No le importaba nada, mas que disfrutar del viaje. No estoy seguro si estaba drogada, o ebria. Pero sí sabía que estaba ahí y a la vez no. Lo estaba disfrutando mucho, y se sentía una energía muy ligera. Me causó envidia. Me quería sentir como ella, sin preocupaciones ni privaciones. Hasta parecía que no le importaba si pasaba su parada de autobús, quizá ni se dió cuenta de la ruta que tomó. Pero no importaba nada, ella sonreía y se quedaba tranquila.

Todo esto lo recordé en el metro, de regreso a casa. Me pregunto si a alguien le he causado ese impacto de alguna u otra manera, observándome mientras viajo. No creo. O no sé.